Para mí, arte es todo lo que expresa frescura vital con cierta belleza u horror iluminado por un halo estético, desde el silbido de un gorrión en tono menor hasta los cuadros neorrealistas de Andrés Gana o los monstruosos cuadros de Goya. Me influyó mucho el libro de Luis Advis Estética de lo Disonante para apreciar con serenidad la música abstracta del glorioso Igor Stravisnki que es al ritmo en nota lo que Kandinski a la nota de pincel en pintura. Hasta suenan parecido. Tuve que “educar el oído” tanto para amar el Pajaro de Fuego como La Consagración de la Primavera. Educar el oído implica una transformación total del condicionamiento a entender la música de cierta manera. Mi oído adicto al reino de la melodía tuvo que ayunar tres meses sin oír una nota del gran Beethoven.
Para darle “la pasada” a la música disonante de Igor Stravinski, hube de hacerme una genuina Programación Neurolinguística made at home. Devoré cuanto libro hay sobre la PNL. Todo método de aprendizaje responsable es útil para un eterno estudiante. En general son las personas las que fallan ante los métodos, no los métodos a las personas. Es linda la palabra método, deriva de “meth-odos”, camino-hacia. Parte del método de composición de Stravisnki es su idea de que “el intervalo es lo contrario a la impresión”. De los choques de opuestos complementarios salta la liebre de una nueva luz creativa diría el padre de la dialéctica, el filósofo Heráclito mencionado por una tarde de clases bajo la lluvia, autor, por su puesto, de una frase que es un verdadero koan: “No nos bañamos dos veces en el mismo río” es decir la vida el vivir cambia dia dia a cada instante, que hace que la vida sea siempre una aventura refrescante y vertiginosa empujada por el desafiante principio de la incertidumbre por mucho que nos resistamos a ser veleros y nos decretemos pesados buques varados.
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