
Cuando la noche ha tomado posesión de sus dominios y parece que el ritmo de la vida se enlentece... Cuando las obligaciones diarias quedan aletargadas hasta el día siguiente... Cuando llega el momento de serenarse el alma... Cuando todos esos cuandos carecen de sentido... es tu momento.
Es el reconocerte como persona que ama, que siente y que sufre. Es un ¡Hola, seguimos aquí! Es el momento en que empiezan a salir de tu mente los fantasmas que la pueblan.
Y hablas con ellos y les preguntas como están. Y olvidas los agravios y acaricias sus rostros porque en el fondo...
Y en ese diálogo imaginario en el que se dicen todas las palabras que se debieron decir y se omitieron, se crea una atmósfera mágica, preludio del sueño en el que tus párpados se van cerrando, mientras una dulce sonrisa se dibuja en tus labios...
Buenas noches...
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