lunes, 3 de junio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
miércoles, 22 de mayo de 2013
La enfermedad
"La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma".
Muchas veces...
El resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
El cáncer mata cuando te cansas de "vivir".
Y ¿tus dolores callados? ¿Cómo hablan en tu cuerpo?
La Enfermedad no es mala, te avisa que te estás equivocando de camino.
El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES, existen semáforos llamados AMIGOS, luces de precaución llamadas FAMILIA, y todo se logra si tienes: Una llanta de repuesto llamada DECISION, un potente motor llamado AMOR, un buen seguro llamado FE, abundante combustible llamado PACIENCIA, pero sobre todo un experto conductor llamado DIOS
domingo, 12 de mayo de 2013
Los justos de Borges
Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
(Los justos de Borges)
lunes, 25 de febrero de 2013
martes, 19 de febrero de 2013
domingo, 10 de febrero de 2013
NECESIDADES INNECESARIAS
¿Realmente necesitas ganar cada una de tus discusiones? Aún en la improbable situación en la cual ganases una discusión, ¿qué es lo que habrías ganado, realmente?
¿De veras necesitas armar las cosas como para sentirte superior a todos los demás? Aún cuando alguien te haya herido, ¿alguna vez has recibido algo útil lastimándolos en represalia?
¿Realmente necesitas todas las muchas cosas que luchas por consumir o poseer? ¿Realmente necesitas dedicar tanto tiempo a estar preocupado por lo que los demás piensan de ti?
¿Cuánto de tu tiempo y de tu energía dedicas a satisfacer necesidades que en realidad no necesitas? Imagina la sensación de libertad que vivirías por el simple hecho de dejar de lado las más inútiles de esas necesidades.
Practica enfocar tu esfuerzo y tu atención, no en lo que debes conseguir sino y en cambio en lo mejor que podrías llegar a ser. La verdadera abundancia se debe más a calidad que a cantidad.
Dedica menos tiempo a luchar por conseguir y poseer y satisfacer cada una de tus necesidades percibidas como tales, y tendrás mucho más tiempo y energía para vivir de verdad. Cuanto menos necesites, más riqueza verdadera tendrá tu vida.
HÉRCULES Y ATENEA
Avanzaba Hércules a lo largo de un estrecho camino.Vio por tierra un objeto parecido a una manzana e intentó aplastarlo. El objeto duplicó su volumen. Al ver esto, Hércules lo pisó con más violencia todavía, golpeándole además con su maza. Pero el objeto siguió creciendo, cerrando con su gran volumen el camino. El héroe lanzó entonces su maza, y quedó plantado presa del mayor asombro.
En esto se le apareció Atenea y le dijo:
Escucha, hermano; este objeto es el espíritu de la disputa y de la discordia; si se le deja tranquilo, permanece como estaba al principio; pero si se le toca, ¡mira cómo crece!
La disputa y la discordia son causa de grandes males a la humanidad. Nunca las estimules.
En esto se le apareció Atenea y le dijo:
Escucha, hermano; este objeto es el espíritu de la disputa y de la discordia; si se le deja tranquilo, permanece como estaba al principio; pero si se le toca, ¡mira cómo crece!
La disputa y la discordia son causa de grandes males a la humanidad. Nunca las estimules.
EL ENTUSIASMO, NUESTRO ENEMIGO
Dentro del mundo de la consultoría en empresas o dentro del pensamiento de los más grandes “expertos” en liderazgo del mundo, aparece una y otra vez una palabra y una búsqueda: el entusiasmo. También se manifiesta el mismo como un modo de estimular a los alumnos en las escuelas. Todos buscan el entusiasmo como si fuera una piedra preciosa: generarlo, promoverlo, que no decaiga, que se mantenga, que subsista. Es difícil lograrlo realmente. Porque el entusiasmo se comporta siempre como un enfermo terminal que se muere a cada rato y al cual hay que “reanimar”. Por supuesto, los consultores contratados para realizar esta tarea tienen trabajo permanente, para felicidad de ellos. El problema es que no generan nada “sustentable”. Simple venta de humo.
Sin embargo, me permito una reflexión que quiero compartir con ustedes: ¿Fueron logradas en base al entusiasmo las cosas importantes y permanentes que cada uno de nosotros hemos alcanzado en nuestra vida, o en cambio fueron más el producto de lo que hicimos “luego” de que el entusiasmo se apagara?
Los que estamos en pareja o casados hace muchos años y tenemos una familia con niños: ¿El éxito de la misma se debió al entusiasmo o enamoramiento inicial, que duró ciertamente poco, o a lo que supimos hacer luego de que el enamoramiento inicial se desvaneciera?
Con el entusiasmo se logran inspiraciones de corto alcance: un buen párrafo para quien escribe un libro, pero nunca el libro completo; un buen compás para quien compone música, pero nunca un disco completo; una tarde de pasión para una pareja enamorada, pero nunca una familia con hijos bien educada bajo valores humanos; una breve suba de ventas o de efectividad en un equipo de trabajo, pero nunca una suba sostenida que haga una verdadera diferencia cuando cierre el año fiscal.
No es que el entusiasmo en la vida del hombre no sea importante. El problema radica en cuando confiamos al entusiasmo cosas que no pueden confiársele. El entusiasmo es un epifenómeno emocional del hombre, lo cual lo inscribe dentro del ámbito de su cuerpo animal y no tanto de su alma espiritual. Al hacerse de él un “rey”, lo que hacemos es animalizar al hombre, pues nos olvidamos de su inteligencia pero fundamentalmente de su voluntad, genuina potencia del alma que puede seguir operando cuando el entusiasmo se halla ido.
Por otro lado, estratégicamente, lo que se logra con el entusiasmo es de tiro corto y escasísima duración. El entusiasmo se “nos muere” a cada rato. Parece algo que ni bien nace, se obsesiona por morir. ¿Cómo puede el hombre confiar en una herramienta tal para lograr grandes cosas? Solamente un hombre animalizado, llevado al entusiasmo por educadores o consultores que entienden al hombre como un animal, usualmente provenientes de diversas áreas de la psicología que no entienden mucho del hombre integralmente considerado, puede recorrer ese absurdo camino.
Pero las psicologías que entienden al hombre como un animal se imponen, tanto en educación como en consultoría y liderazgo. Es menester, entonces, que apuntemos a recuperar al ser humano que es el ser humano, y para ello lo primero es que tomemos conciencia del problema.
CLARO DE LUNA
Cuenta la historia que Beethoven, el famoso compositor alemán, se encontraba sumergido en una profunda depresión debido a la muerte de un príncipe de Alemania que era como un padre para él, la cual vino a sumarse al hecho que día tras día se estaba quedando sordo. Era tal la depresión que tenía, que hasta contempló la opción de suicidarse.
Un día, hablando con una muchacha ciega que vivía en la misma pensión que él, ella le dijo: “¿Por qué te quejas porque no puedes oír, si tienes el privilegio de poder mirar? Tú te quejas por tu sordera y no sabes cuánto daría yo por poder ver un claro de luna.”
Estas palabras sacudieron al joven compositor y lo hicieron reflexionar de una forma tan tremenda que compuso la Sonata Claro de Luna, queriendo con ello mostrarle a la joven lo que era un claro de luna y que, aunque sus ojos no lo podrían ver, sus oídos y su mente sí.
Siempre hay un motivo para sonreírle a la vida, no importa por lo que estemos pasando, en la vida siempre hay una salida a los problemas y, aunque a veces no la podamos ver como aquella joven que estaba ciega, siempre va a existir alguien que nos permitirá encontrarla, así tengamos que aprender a mirar de otra forma, como en este caso la música.
NADIE TE OFENDE, TÚ TE OFENDES
Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que “alguien” les hizo.
La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida…
¡Nadie, nunca jamás te ha ofendido!
Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas tu las creas con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias.
Si tu esperabas que tus padres te dieran más amor, y no te lo dieron, no tienes porqué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que “un padre ideal” debió hacer contigo, las que fueron violadas. Y tus ideas son las que te lastiman.
Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo… Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entra las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación.
¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende y daña a nadie.
Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que “te hacen otros” (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las “ofensas”.
Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la escuela, la sociedad y los medios nos enseñan y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y cómo “deben” de actuar los demás. Una novela que no tiene nada que ver con la realidad.
También, las otras personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.
Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas.
Y cuando una persona es “maltratada” (por no haber dicho o hecho lo que se esperaba de ella) por alguien, deja esa experiencia en su “inventario”. Cuando conoce a otro alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que le hirieron, o sea que se predispone.
Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida con esos lentes. Obviamente lo que teme lo provoca. ¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.
Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año.
¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años? Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia.
Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que “debe hacer” y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso.
Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Déjalos ser.
Además recuerda también que nadie te pertenece. Cuando los colonos americanos querían comprarle sus tierras a los pieles rojas éstos les contestaron: “¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales sólo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para nosotros.”
Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hermanos, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Sólo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes atrapar. Sólo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.
Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.
Entonces; ¿cómo puedo perdonar?
1) Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de “cómo deberían actuar las personas y Dios las que te hieren”. Estas ideas son producto de una máscara social que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA van a cuadrar con esas ideas que tienes. Porque son ideas falsas.
2) Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos SOLO SI TE LO SOLICITAN, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.
3) Nadie te pertenece. Ni tus padres, amigos y parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Ama y deja ser.
4) Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes obscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.
5) La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja o hermano perfecto. Es un concepto creado por la mente humana que en ningún nivel intelectual puedes comprender, porque en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario.
Un bosque perfecto serían puros árboles, sol rico, no bichos… ¿Existe? No.
Para un pez el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿Existe? No.
Sólo a un nivel intelectual. En la realidad JAMÁS VA A EXISTIR.
Naturalmente, al pez sólo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.
6) Desintoxícate del veneno del rencor y reconcíliate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo.
7) Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación amorosa de por qué lo hizo. Y perdónala.
8) Si un ser querido ya no está en este mundo utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te dará una enorme paz.
A la luz del corto período de vida que tenemos sólo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera, la muerte, en cualquier momento y de forma imprevista puede tomarnos entre sus brazos. Es superfluo gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.
9) Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane. Descárgate con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior. Aprende con honestidad de los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.
Y como dirían los Beatles, ¡Let it be!…
Deja al mundo ser. Y déjate ser a ti también.
LAS EXPECTATIVAS
La gente, las situaciones, las cosas y “el destino” no nos fallan, son nuestras expectativas esa aparentemente inofensiva y sutil forma de inmoralidad.
Dicen por ahí que las copias, esas que nos mandan hacer en el colegio cuando somos niños, no sirven para nada. Dicen que no se aprende nada con ellas.
Sostiene la gente entendida que para aprender el aprendizaje debe ser significativo, es decir, que solo aprendemos lo que nos interesa de verdad, lo que nos motiva, lo que vivimos, lo que significa algo para nosotros.
Pues bien, nuestra tozuda manía de crearnos expectativas lleva toda la vida haciéndonos sufrir y todavía no lo hemos aprendido. Se supone que en este caso el sufrimiento debería ser suficiente aprendizaje y deberíamos de dejar de crearnos esas expectativas que lo causan.
Pues no terminamos de aprenderlo y seguimos “espectando”, sobre las cosas, sobre las situaciones, sobre lo que va a suceder o no, sobre cosas sobre las que no se tiene absolutamente nada de control, como los juegos de azar, como el clima (lluvias o no lluvias), sobre los gobernantes, nuestros deportistas o equipos favoritos, sobre los libros que no hemos leído o las películas que no hemos visto, pero sobre todo y por encima de todo sobre las personas… llámense: familiares consanguíneos o políticos, pareja, hijos, jefes, subalternos, compañeros de trabajo, vecinos conocidos y hasta de desconocidos.
Así que como no aprendemos sufriendo, vamos a probar del modo tradicional, a ver si funciona, y puede ser que ni así.
EL ARTE DE CALLAR
EL ARTE DE CALLAR
Callar sobre la propia persona, es humildad
Callar sobre los defectos de otros, es caridad
Callar cuando uno está sufriendo, es heroísmo
Callar ante el sufrimiento ajeno, es cobardía
Callar cuando podemos consolar, es comodidad
Callar ante la injusticia, es flaqueza
Callar cuando otro habla, es delicadeza
Callar cuando otro espera una palabra, es omisión
Callar y no hablar palabras inútiles, es penitencia
Callar cuando no hay necesidad de hablar, es prudencia
Callar cuando Dios nos habla al corazón, es silencio creador
Callar ante el misterio, es sabiduría
Callar cuando queremos ser los primeros en dar una noticia, es templanza
Callar ante los vicios ajenos, es complicidad
Callar ante la oscuridad de la noche, es guardar el secreto del Rey
Callar cuando buscamos a Dios y no lo encontramos, es fortaleza, porque sabemos que Él jamás nos abandona.
EL TRUCO
Con frecuencia me sorprende la actitud con la que muchas personas asisten a un curso o seminario, o se enfrentan a la lectura de un libro. Sus pretensiones no son más que descubrir ese “truco” que hará que su vida cambie y se transforme positivamente para siempre. En realidad han asistido a ese curso o comprado ese libro esperando que se produzca ese “milagro”. Y por supuesto, cuando termina por no suceder, comienzan a echar la culpa de su falta de resultados a que el autor no supo transmitirle esas claves que le iban a llevar a lograr increíbles resultados.
Siempre me ha fascinado ese interés que tenemos los seres humanos por encontrar el camino más fácil y rápido hacia algo. Y no quiero ser mal interpretado con esto porque yo soy el primer defensor de la idea de que siempre hemos de tratar de hacer las cosas mejor, mas efectivamente. Y si es posible además de una manera más fácil y sencilla, pues mejor que mejor.
Pero aquí me estoy refiriendo a aquellos que pretenden conseguir grandes resultados fruto de una varita mágica. Aquellos que constantemente aplican la ley del mínimo esfuerzo. Que quieren mucho dando poco. Que solo están buscando un “truco” que les saque las castañas del fuego.
A todas estas personas habría que decirles lo siguiente bien alto y claro:
El “truco” se llama trabajo duro.
El “truco” se llama constancia.
El “truco” se llama sacrificio.
El “truco” se llama esfuerzo.
El “truco” se llama dar el 110% cada día.
Ya sé que esto no está de moda últimamente, pero eso es lo que hay que estar dispuesto a escuchar. Cuando uno lee un buen libro o asiste a una buena conferencia, y recibe buenos consejos, lo que finalmente marca la diferencia es ponerlos en práctica. Tomar acción. Estar dispuesto a poner en juego el sacrificio del esfuerzo.
Y luego, igual que le sucede al agricultor que pone cada día todo su esfuerzo en el campo, ya veremos cómo se da la cosecha…
Mahatma Gandhi
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición a los demás
por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza
y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso, si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
TU MEJOR MAESTRO ESTÁ EN TI
Necesitamos una tremenda cantidad de energía para comprender la confusión en que vivimos, y el estar convencido de que “tengo que comprender”, produce la vitalidad para investigar…….
Pero no preguntamos. Deseamos información. Una de las cosas más curiosas de la estructura de nuestra psique es que todos queremos que se nos dé información porque somos el resultado de diez mil años de propaganda.
Queremos que otra persona confirme y corrobore lo que pensamos; sin embargo, la pregunta sólo es auténtica cuando uno se la hace a sí mismo.
Lo que yo digo tiene muy poco valor; usted lo olvidará una vez cierre este libro, o recordará y repetirá ciertas frases, o comparará con lo que ha leído en otros libros, pero no se enfrentará a su propia vida.
Y esto es lo único que importa: su vida, usted mismo, su pequeñez, su superficialidad, su brutalidad, su violencia, su codicia, su ambición, su sufrimiento diario y su dolor interminable. Esto es lo que tiene que comprender, y nadie en la tierra o en el cielo lo va a hacer por usted, sino usted mismo”.
viernes, 18 de enero de 2013
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Causa es un amargo que dulce sinfonía de la vida ...
Intente llegar a fin de mes, usted es un esclavo que el dinero luego de su muerte.
Voy a tener usted el único camino que he venido abajo ...
Usted sabe la que le lleva a los lugares donde todas las cosas que cumplir, sí.
Sin cambios, no puedo cambiar, puedo cambiar, puedo cambiar,
pero estoy aquí en mi molde, estoy aquí en mi molde.
Pero yo soy un millón de personas diferentes de un día para otro ...
No puedo cambiar mi molde, no, no, no, no, no, no, no
Bueno, yo nunca he orado,
Pero esta noche estoy en mis rodillas, sí.
Tengo que escuchar algunos sonidos que reconocer el dolor en mí, sí.
Me deja brillar la melodía, se deja limpiar mi mente, me siento libre ahora.
Pero las ondas son limpias y no hay nadie cantando para mí ahora.
Sin cambios, no puedo cambiar, puedo cambiar, puedo cambiar,
pero estoy aquí en mi molde, estoy aquí en mi molde.
Y yo soy un millón de personas diferentes de un día para otro
No puedo cambiar mi molde, no, no, no, no, no, no, no
¿Ha estado alguna vez?
Puedo cambiar, puedo cambiar ...
Causa es una sinfonía agridulce esta vida.
Intentar llegar a fin de mes, tratar de encontrar a alguien después de su muerte.
Usted sabe que puedo cambiar, puedo cambiar, puedo cambiar,
pero estoy aquí en mi molde, estoy aquí en mi molde.
Y yo soy un millón de personas diferentes de un día para otro.
No puedo cambiar mi molde, no, no, no, no, no, no, no
Tenemos ya el sexo y la violencia melodía y el silencio
(¿Alguna vez ha sido hacia abajo)
(Yo te tomará por el único camino que he venido abajo)