Un murmullo suave de 2 luces de dos iones caminan para encontrarse en los cristales del agua del mar, recorren con el afán de encontrarse, bajo una enorme noche de estrellas sobre la arena mojada y templada, pasando antes por, una enorme belleza, un “campo”….campo en donde adormecen sus cuerpos de luces por separados, lazos brillantes por los suelos pueden verse, luciérnagas…. en cada paso temiendo pisarlas, brillan como gemas de topacio, ambas luces intentan sostener algunas, lo consiguen… y los llevan por el sitio de bella naturaleza con una llovizna de sensaciones, de voces de un hombre y una mujer hacia el ancho mar en donde ambos ven gotas que alumbran un mundo con paz y amor, un mundo singular inmaculado y diferente, ambas luces se rozan cara a cara y reciben sus voces se tornan ambas luces en forma de hombre y mujer, formando un misterio en el brillo de aquel tierra, estrechan sus manos juntos con mucha fuerza esperando ambos el brillo del sol de un nuevo amanecer por sobre el mar y tomando juntos un camino compartido hacia la felicidad…..
sábado, 23 de mayo de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
Escucharte y sentirte dormir....., "algo inexplicable ."
Te amo Lore, te amo dormida, te amo conciente, te amo como eres........te amo por que existes...junto a mi
martes, 12 de mayo de 2009
Adicto.
Me hice adicto del sabor de sus besos,
de la fraternidad de sus brazos
rodeando su cintura para no perderme,
de la ternura que se asilo en sus ojos,
Un sabor dulse, fresco desbora mis labios
hasta convertirse en un grito mudo y desesperado por perderme en ellos
en el fondo mas hermoso de su alma
Apreto su nombre entre mis labios
cada mañana, cada noche , cada tarde, cada dia , cada minuto y segundo
estrujo mis manos tibias y con sentir,
en las noches angelicales de claridad y paz
de una suave adiccion profunda en tu amor
Lore.
Amor bajo la calle en mi ciudad.
Donde el amor encienda una luz
y los pájaros del alma le canten
una canción a la luna me encontrarás,
buscando rimas, hilando versos, bordando poemas.
Noctámbula por herencia,
En las noches encuentro mi espacio.
Amo la vida aún con sus golpes y lágrimas,
al final es parte de sentirme vivo
Vivo por mi, vivo por ti
como cuando soy feliz
A tu lado.
“Poemas para mi amor”
Es el título de un sueño
y la fe dictar que se convierta en realidad
y sus alas de papel lleguen hasta tus manos.
Por ahora en este espacio
dejo mis letras echadas al viento y la lluvia
del presente momento en esta noche fria en Curico
arremolinadas en las calles de la vida,
esperando el amor que siento por ti
que llegue al mundo con el calor y amor
en que las he dejado estas palabras en libertad
y en dirección a tu corazón.
Sobre mis manos.....
sonrien mis labios tus manos retozan,
caminan y bailan inquietas, gozosas.
Tus manos aladas, tus manos gloriosas,
son suaves palomas, tardes tormentosas,
caricias...ternura... paciente dulzura fragante pañuelo que seca mis ojos
y ahuyentan el miedo.
Tus manos el nido que busca mi cuerpo despierto o dormido.
te LORE, te amo mi amor.
domingo, 10 de mayo de 2009
El punto de las estrellas "metafora"
Si se puede ver el sol
Para personas especiales 40 cosas que no hay que olvidar
Primero : nunca prives a nadie de la esperanza puede ser lo único que una persona posea
Segundo: no tomes decisiones cuando estés enojado
Tercero: cuida tu postura física
Cuarto: nunca hables de negocios en un elevador
Quinto: no pagues un trabajo hasta que este concluido
Sexto: cuídate de quien no tenga nada que perder
Séptimo: aprender decir “no” con cortesía y tristeza
Octavo: no esperes que la vida sea justa
Noveno: no dudes en perder una batalla si esto te lleva a ganar la guerra.
Décimo: se atrevido y valiente
Once : no aplaces lo que sea preciso en el momento preciso
Doce : no temas decir nose
Trece : no temas decir lo siento
Catorce : elogia a 3 personas cada dia
Quince : contempla el amanecer por lo menos 1 vez al año
Dieciséis : mira a los ojos a las personas
Diecisiete : di gracias con frecuencia
Dieciocho: di por favor con frecuencia
Diecinueve: gasta menos de los que ganas
Veinte : trata a los demás como quisieras que te trataran
Veinte y uno: has nuevas amistades y cultiva las viejas
Veinte y dos: guarda los secretos
Veinte y tres : reconoce tus errores
Veinte y cuatro: se valiente, si no lo eres finge serlo nadie advertirá la diferencia
Veinte y cinco: utiliza las tarjetas de crédito solo por comodidad no por crédito
Veinte y seis : no engañes
Veinte y siete: aprende a escuchar
Veinte y ocho: elabora una lista de las cosas que desees experimentar antes de morir llevabala en tu cartera y consultala con frecuencia
Veinte y nueve: has oídos sordos a los malos comentarios
Treinta : las ideas buenas, nobles y capaces de cambiar el mundo provienen siempre de una persona que trabaja sola.
Treinta y uno: cuando entres en algún lado el que sea hazlo que determinación y confianza
Treinta y dos: cuando tengas un niño siempre procura hacer con el una limonada
Treinta y tres: ten un perro pero no permitas que moleste a los vecinos
Treinta y cuatro: recuerda los cumpleaños de los demas
Treinta y cinco: canta en la ducha
Treinta y seis : utiliza el dinero honrado
Treinta y siete: llama a tu madre en este momento no importa que este en el cielo
Treinta y ocho: nunca permitas que te vean borracho
Treinta y nueve: presta solo los libros que no te importe recuperarlos
Cuarenta : elige con mucho cuidado al compañero de tu vida , de esta única decisión se derivara el 90 porciento de tu felicidad
miércoles, 6 de mayo de 2009
I.E
La institución educativa y más concretamente un Centro Educativo posee una estructura empresarial en donde se pueden diferenciar los diferentes roles que componen las personas integrantes de dicho sistema.
Las familias pueden ser interpretadas como los clientes de la empresa, el profesorado y agentes encargados de la educación no formal como los trabajadores y trabajadoras, el equipo de dirección, como el órgano de toma de decisiones y el alumnado como el producto a realizar.
Desde la perspectiva de la inteligencia emocional,defendemos que cualquier organización empresarial a fin de satisfacer las demandas de sus clientes y producir un buen producto, tanto la dirección como los trabajadores y trabajadoras deben desarrollar una serie de competencias emocionales básicas.
Regulación emocional manejo del estrés, formación en competencias emocionales… Los esquemas de conocimiento a los que estamos acostumbrados se refieren a la incorporación de técnicas, estrategias, fórmulas, trucos, con los que manejar las emociones que nos asaltan, nos manejan y desvían por derroteros indeseados. En las sociedades en las que vivimos, en el mundo occidental por lo menos, el desarrollo personal parece no tener fin en cuanto a adquirir nuevas formas de resolver viejos problemas. La información está por todas partes y al alcance de quienquiera que desee conocer, descargar, utilizar, completar el conocimiento.
Se dice que el saber no ocupa lugar, y sin embargo, desde otras perspectivas sobre el entendimiento del ser humano, otros paradigmas, el vacío es necesario para que la energía interior pueda fluir. Sé que esto puede sonar un tanto místico, espiritual, desconocido y alejado del modelo científico, sin embargo es perfectamente reconocible si lo ponemos en otras palabras. La sensación familiar que tenemos cuando por fin optamos en una de esas disyuntivas tan difíciles de resolver en un momento determinado, cuando nos deshacemos de trabajos opresivos, relaciones insanas o actitudes que nos tienen como “presos” en una situación. Esa sensación de estar vivos de nuevo es fiel reflejo de cómo nos “desbloqueamos”, como si se levantara un dique que frenaba el fluir natural de un río.
Dicho así, este lema presenta la verdad como algo digno de ser honrado. De hecho, desde que los seres humanos se han agrupado y han tomado conciencia de ello, los individuos han tenido que plegarse a las normas que el grupo impone como reglas de conducta, y por tanto moral, mientras estaban locos por saber qué narices era LA verdad. Platón y su caverna, Descartes, Kant, en occidente, el peligro de los sentidos del budismo, la verdad existencial del hinduismo…
No es mi intención hacer un discurso filosófico con respecto a la verdad o la moral, porque de por sí estos términos se escapan a mi capacidad y entendimiento. Digo esto porque, según la Real Academia de la Lengua Española, "la" es un artículo demostrativo cuya función principal es asociar el contenido semántico del sustantivo al que acompaña con un referente concreto, consabido por los interlocutores. Es decir, que para hablar de LA verdad, LA realidad, preferiría conocerla, por lo que me permitiréis que haga hincapié en la parcela de verdad que yo interpreto.
Sociabilizacion primaria.
Ah, cómo añoro mi infancia! Aquellos días en los que la mayor responsabilidad era colorear el dibujo de un payaso sin salirse de la raya, en los que el verano era casi una década de crema en la nariz y rasponazos en la rodilla, y el girar del mundo no era ni de lejos tan importante como el de un balón. Todo se resumía en hacer “como que yo era…”, en decir “sí” o “no” cuando así nos salía y en saber muy bien por qué… Pregunte el lector a cualquiera, que la infancia ha sido siempre descrita como un periodo de extrema felicidad en el que, por definición, el cuidado del niño o la niña es la tónica, en pos del crecimiento personal.
Sin embargo, si nos despojamos por un momento del romanticismo literario de peluche, y la sensación pegajosa de helado en los dedos, la infancia se convierte en otra cosa. Como en todo proceso de socialización (piensen en las veces que han tenido que sumarse a un grupo nuevo con una cultura distinta, como una familia o en diversos aspectos) el individuo se ve forzado a adquirir las conductas y normas de ese grupo, para lo cual debe, por norma general, privarse de saciar ciertos impulsos. Sé que lo que sugiero no es políticamente correcto, pero a veces una visión diferente nos plantea reflexiones interesantes. Si prestamos atención, en el proceso ontogenético de crecimiento de un niño, nos encontramos una sarta de estrategias, desarrolladas por el niño para acceder a lo que necesita. Por ejemplo, la sonrisa de un niño ante la carantoña de un adulto tiene como función crear el vínculo que va asegurar la provisión de comida y cobijo, del mismo modo que el “portarse bien” de los adultos, no es otra cosa que el premio ante la inhibición de la espontaneidad. Sé que suena frío y un tanto demagógico, pero los niños en todas las partes del mundo han de renunciar a parte de sí mismos para obtener del grupo lo que va a asegurar su supervivencia.
Culpa.
Desde estas situaciones sumariamente descritas, la culpa puede desempeñar en nosotros funciones de orden muy diverso. Efectivamente, la culpabilidad constituye una estructura básica para la integración del sujeto y para su acceso a la realidad y al mundo de los valores. Necesitamos, por tanto, esa estructura psíquica que nos haga sentirnos a disgusto con nosotros mismos cuando nuestro comportamiento se aleja de lo que nos propusimos como un ideal ético o religioso. El daño que nos hagamos a nosotros mismos o a los otros sólo puede ser registrado como tal gracias a los sentimientos de culpabilidad; del mismo modo que el dolor físico constituye una señal de alerta necesaria para el organismo enfermo. No todo sentimiento de culpa podrá ser considerado, por tanto, como patológico.
En gran parte estamos hechos por la culpa. Ella ha presidido los momentos fundamentales en nuestro devenir sujetos humanos. Las primeras fases de integración del Yo, el acceso al orden simbólico y al lenguaje, nuestro paso, en suma, de la naturaleza a la cultura ha contado con la culpa como elemento clave del proceso. Sería una ingenuidad, por tanto, pretender liberarnos de algo que nos ha constituido y nos constituye. Sin culpa viviríamos desorientados en el mundo de los valores como viviríamos desorientados en la realidad física sin los esquemas espacio-temporales.
Saber sentirse culpable en determinadas ocasiones constituye, pues, un signo indiscutible de madurez. "La culpa no la quiere nadie", reza el dicho popular. Con frecuencia podemos tender a negarla o también a proyectarla hacia el exterior responsabilizando a los otros o a las circunstancias de nuestros males y de las limitaciones que no deseamos asumir. Aprender a soportar el displacer ocasionado por una sana autocrítica es un reto que todos tenemos por delante para el logro de nuestra maduración. Desde una perspectiva no freudiana C. G. JUNG advierte de los peligros existentes en la negación de la culpa. Especialmente ilustrativo resulta el artículo titulado Después de la catástrofe en Consideraciones sobre la Historia actual, Madrid 1968, 89-130. A este mismo respecto nos informa O. FENICHEL en su Teoría psicoanalítica de las neurosis, Buenos Aires 1957, 634-640. También A. Freud afirma: "la moral genuina empieza cuando la crítica internalizada e incorporada como exigencia del Superyó coincide en el terreno del Yo con la percepción de la propia falta": El yo y los mecanismos de defensa, Buenos Aires 19736ª, 131-132.. Y una condición indispensable para nuestro progreso en la vida de fe. Sin reconocimiento de la culpa no exisiría posibilidad ninguna de transformación ni de cambio. Tampoco de conversión.
Existe, efectivamente, una culpa de tonalidad depresiva que surge como expresión del daño realizado. Daño infringido al otro, ruptura del encuentro, pérdida de nuestro amor y pérdida de los valores que pretendemos que presidan nuestra vida y nuestro comportamiento. Es una culpa fecunda que surge como descubrimiento del engaño que descuidadamente se ha podido ir instalando en nuestra vida. En el decir de San Ignacio es una culpa que provoca "lágrimas motivas" (EE.EE., 319); es decir, un dinamismo de conversión y de cambio.
Esa conciencia de culpabilidad mira primordialmente al futuro, evitando agotar toda su energía en una reconsideración minuciosa de la responsabilidad tenida a lo largo del pasado. Es una culpa al servicio de las pulsiones de vida y que viene, por ello, a expresar un deseo profundo de seguir viviendo más y mejor.
Pero la culpa puede constituirse en nuestra vida también como un foco permanente de autodestrucción, revestido muchas veces, por lo demás, de exigencia o imperativo de fe. Es una culpa persecutoria, (angustiosa, pues, más que triste o depresiva) y que, además resulta infecunda. Es la que, en e l decir también de San Ignacio, produce "lágrimas amargas" (EE.EE., 69). No expresa el deseo de vivir, sino que más bien pone de manifiesto una dinámica destructiva de autodepreciación y de muerte.
Esa culpa, en realidad, no tiene en cuenta el daño realizado. Tan sólo repara en el peligro de perder el amor del otro, en ese caso de Dios (como si Dios nos amase por lo que nosotros somos y no por lo que Él es) o en el daño ocasionado a la propia imagen ideal. Es, por tanto, una culpa egocéntrica que encierra al sujeto en sí mismo. Paralelamente, la vida espiritual queda polarizada en una obsesión de perfeccionamiento narcisista al que posteriormente nos referiremos. Dios y su Reino cuentan poco en realidad, por más que el sujeto prefiera pensar lo contrario. El final es que el sujeto acaba viviendo para su culpa, o, como se expresaría en la dinámica del régimen de la Ley descrito por Pablo, para sí mismo y no ya "para Cristo Jesús que por nosotros murió y resucitó" (2 Cor. 5, 15)
Toda esta doble dinámica de la culpa encuentra en el Evangelio una magnífica ilustración viviente: Pedro y Judas, como dos modos de la doble dinámica que pueden desencadenar los sentimientos de culpabilidad.
Ambos han roto su alianza con Jesús. Ambos rompieron su vínculo con él por la negación el uno y por la traición el otro. Ninguno de los dos resultaron ser un psicópata; es decir, un sujeto que, por una especie de déficit superyoico, permaneciera indiferente al daño que puede ocasionar. Ambos son presa del remordimiento por lo que hicieron y ambos se encuentran en una dinámica que quisiera borrar lo que previamente llevaron a cabo. Pedro llora amargamente y Judas devuelve las monedas de plata a los sumos sacerdotes, confesando también su culpa de modo explícito (Mt 26, 3-10). Pero el desenlace final resulta diametralmente opuesto. Pedro parece sentirse lavado con sus lágrimas, "amargas" primero; "motivas" después. Las de Judas son exclusivamente "amargas" y autodestructivas. A Pedro le duele la mirada que Jesús le lanzó al pasar (Lc 22, 61); a Judas parece que le duele tan sólo la mirada que él mismo echa sobre su propia imagen manchada. El final para uno es la vida; vida decepcionada primero y revolucionada de nuevo otra vez por el reencuentro. Para el otro el final es la muerte, el suicidio, como máxima expresión de la dinámica autodestructiva que tantas veces la culpa desencadena.
En la experiencia cristiana, pues, debe haber un tiempo para la conversión y un tiempo para el gozo y el compromiso. Debe haber en nuestra experiencia de fe momentos en los que la conciencia de daño (por acción u omisión) se instale en nuestro interior y nos mueva a la transformación y al cambio. Como ocurre en cualquier tipo de relación interpersonal sana y profunda. Pero el problema se plantea cuando, como indicábamos al comienzo del presente capítulo, toda la experiencia de fe se ve invadida por una tendencia permanente a la culpa bajo las diversas (y a veces sutiles) modalidades en las que esta puede presentarse.
El problema surge cuando el Dios ante el que nos situamos, nos devuelve permanentemente una imagen negativa de nosotros mismos, cuando presentarnos ante él significa de modo casi inmediato sentir insatisfacción o autorreproche. Cuando su presencia no mueve, o apenas mueve, el gozo de la presencia; cuando Dios no aparece como un aliado de la vida y de la alegría sino, más bien, como un permanente mensajero de la muerte y de la desgracia.
Mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa
"La cultura -afirma Freud con una profunda intuición- está ligada indisolublemente con una exaltación del sentimiento de culpabilidad" . Nacida desde la represión de la animalidad pulsional, la civilización se ve obligada, en efecto, a convertir en culpa toda la
agresividad que necesariamente se moviliza en el sujeto al sentirse de ese modo inhibido y reprimido.
Dentro del conjunto de las creaciones culturales, el fenómeno religioso es el que, según Freud (en una enorme semejanza con las posiciones de Nietzsche), presenta más conexiones más amplias con el sentimiento de culpabilidad . Tal como se desprende del análisis freudiano de la religión, en la génesis y desarrollo del sentimiento religioso, la culpa aparece como el elemento inconsciente más relevante; el que moviliza la creación de dioses y demonios, de ritos y plegarias, de sacrificios y oblaciones .
La culpa en su reconocimiento más consciente aflora en términos de pecado, remordimiento, transgresión, perdón, ley o conciencia moral; pero en sus dimensiones más profundas y extensas, funcionando a nivel puramente inconsciente, se revela en términos que, a primer vista, poco o nada parecen tener que ver con ella. A nivel clínico esto es una evidencia para el psiquiatra o el psicoterapeuta. A otro nivel, ese carácter inconsciente de la culpa se manifiesta bajo la modalidad de determinadas creencias y dogmas, de gestos rituales y litúrgicos, de proposiciones práxicas o de ideales espirituales y ascéticos. Los sentimientos de culpa plantean por ello toda una serie de cuestiones que desbordan con mucho el área de lo ético o moral. Toda la experiencia religiosa, tanto en su pensar como en su sentir, puede estar íntimamente enlazada a ella.
De aquí parte entonces lo que quiere ser el núcleo de este capítulo: la culpa, con su carácter inconsciente, ha ido invadiendo, coloreando, deformando y, muchas veces, pervirtiendo la experiencia cristiana. En la diversidad melódica de los discursos sobre la fe, ya sea en tratados de teología dogmática o en formulaciones de religiosidad popular; en las diferentes tonalidades de sus actitudes y comportamientos morales, sean de tono conservador o progresista; en los distintos ritmos rituales o litúrgicos, sean ortodoxos o heterodoxos; en los diversos temas de espiritualidad o las diversas cadencias de la ascética; se puede percibir a modo de "bajo continuo", un rumor constante, un fondo reiterativo, un murmullo compulsivamente repetitivo que de un modo u otro entona "mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa". Son las trampas que el inconsciente tiende a la fe.
En este carácter inconsciente de la culpa habría que insistir, porque, generalmente no es tenido en cuenta como merece. El Yo no se resigna, en efecto, al descentramiento que el hecho del Inconsciente implica. Tiende a creer que lo que él no piensa o no siente, no existe, sin más. La omnipotencia narcisista fácilmente nos traiciona con actitudes de negación que, a veces, revisten un carácter auténticamente maníaco.
La culpa que desde el nacimiento nos defiende de las fantasías de aniquilación total, la culpa que nace de un "asesinato" fundante de nuestro devenir sujetos humanos, la culpa que, como un eco de este asesinato primordial, va puntuando las diversas situaciones de nuestra historia, está allí en ese lugar del que nada sabemos. La Prohibición está interiorizada pero negada como interiorización, produciendo inevitablemente un ocultamiento de la verdad . Nuestro Yo se las ve y se las desea para poder rastrear ligeramente lo que ocurre en el Inconsciente; en parte, porque determinados elementos del mismo Yo son también inconscientes .
Quizás la primera tarea que se impone, pues, a ese Yo, sea la del humilde reconocimiento de que no es plenamente dueño y señor de su conducta, de su pensar ni de su sentir; sino más bien, como Freud le describió, un pobre diplomático que tiene que habérselas para contentar y mantener la paz entre grandes, poderosos y contrarios señores . De la suerte que tenga en la ejecución de esa labor dependerá el grado de verdad, autenticidad y libertad que pueda ofrecernos.
Quizás sea también cuestión de reconocer que la experiencia religiosa constituye uno de los ámbitos más propicios para alentar las estrategias más neurotizantes de la culpabilidad y que, desde ahí, creencias y dogmas, ritos y espiritualidades, prácticas morales y actitudes de vida pueden quedar fuertemente condicionadas, hasta el punto de que lleguen a ser difícilmente reconocibles sus formulaciones originales.
Existen razones graves para plantearnos la cuestión de hasta qué punto el mensaje cristiano no se ha visto afectado seriamente por los temas de la culpabilidad; hasta qué punto el mensaje está proclamando sus vicisitudes inconscientes en lugar de proclamar el mensaje de Jesús de Nazaret. Bastantes elementos, efectivamente, hacen pensar que con frecuencia hemos caído solemnemente en las trampas de la culpabilidad, y que esa culpa, adoptando un ropaje cristiano, ha logrado situarnos de rodillas antes sus propios dioses y demonios.
martes, 5 de mayo de 2009
Mensaje
“Hay dos maneras de conectarnos con los mensajes de nuestro cuerpo. Uno inadvertida y poéticamente con la cual no buscamos y no esperamos nada simplemente nos hundimos en la sensación de la parte de nosotros mismos o de las naturales y nos dejamos surgir la emoción con un ritmo, un sonido, un color y hasta un aroma. Y la segunda es a trabes de los diálogos gestalticos y polaridades, donde el otro que necesita ser ayudado."
sábado, 2 de mayo de 2009
Simetria,Existencia
"la ciencia moderna es sólo un ideal. La de hoy corrige la de ayer, y la de mañana la de hoy."
"el bueno se alegra de que lo corrijan; el malo, cuanto peor es, menos soporta a alguien que lo guíe."
"por la calle del ya voy, se va a la casa del nunca."
No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos.
"es menester proceder como si siempre se hubiese vivido ya bastante; y no lo cree así quien supone que comienza la vida. No creas que éstos son pocos; son casi todos. Algunos comienzan cuando es hora de terminar; si esto te extraña, más te extrañará lo que voy a decirte: algunos han acabado de vivir antes de empezar.""tu perro es un verdadero filósofo"
"¿por qué?"
"porque distingue la cara del amigo y la del enemigo mediante el criterio de saber o no saber. ¿y acaso no es un amante del conocimiento el animal que determina qué le gusta y qué no mediante la prueba del conocimiento y la ignorancia?"
"seguramente"
"y ¿no es el amor por el aprendizaje el amor por la sabiduría, que es filosofía?"
"es lo mismo"............piensalo.