
Tú eres la luz del sol del nuevo día
y eres el sol que brilla hasta en mi noche.
Eres parte de mi alma, eres reproche
que llega cuando el corazón porfía
y atraviesa los límites sin guía
de mi pobre razón; eres soroche
que me abate en lo alto de mi noche.
Eres linterna y freno, campo y vía.
Mi corazón cansado en el descanso
eres, mi alma perdida en el infierno,
eres carne mortal y aliento manso.
Eres el rayo tímido de invierno
y eres el fuego acogedor, remanso
de amor en paz y de cariño tierno.
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