Para amar algo hay que conocerlo. Todo el mundo ama a los árboles porque todo el mundo los conoce en mayor o menor medida y porque su belleza y utilidad son incuestionables. Pero cuanto más se aprende sobre ellos, más se respetan y más se aprecian. Hablemos de árboles para conocerlos… para amarlos.
Los árboles se distinguen de las demás plantas por sus dimensiones y por su longevidad. Algunas especies pueden vivir, si se les deja, miles de años, manteniendo siempre la capacidad de aumentar de tamaño utilizando la energía solar. Algunas especies llegan a tener más de 100 metros de altura y hasta 10 metros de diámetro. Los árboles más viejos de la tierra, son especímenes del Pinus longaeva en Norteamérica y de Adansonia digitata en África, que tienen más de 5000 años. Más aún, a un espécimen de Cryptomeria japonica se le imputaron más de 7000 años. En Europa, un Platanus orientalis de la isla de Kos llega a los 2500 años y se dice que el célebre médico Hipócrates (460-377 a.C.), que nació en dicha isla, dispensó servicios médicos bajo dicho plátano. En Tenerife (Islas Canarias) está el árbol más viejo de España, un Drago (Dracaena draco) al que el libro Guinnes de los Records le atribuye 3500 años, otros más y otros menos. En la Península Ibérica los árboles más longevos son pinos, tejos, robles y olivos, mientras que los más altos son los abetos.
Los árboles tienen un gran poder de adaptación y se encuentran árboles en casi todos los hábitats terrestres, a excepción de aquellos que son muy hostiles (como desiertos y zonas polares). Los árboles son sin duda las plantas que poseen estructuras más eficaces y mejor desarrolladas para poder captar la luz, la energía del Sol.
El tronco permite elevar las hojas y apartarlas del suelo evitando a gran parte de los herbívoros (fitófagos), los cuales han tenido una evolución paralela a los árboles. Los árboles poseen taninos, que son productos ligeramente tóxicos para los herbívoros, y que sólo pueden ser ingeridos en pequeñas cantidades. Los taninos son abundantes en cortezas y brotes, desempeñando un papel disuasor para los fitófagos, aunque la cantidad de taninos puede variar mucho entre distintas especies.
La corteza del tronco permite la identificación fácil de las diferentes especies de árboles, pues es una estructura que puede variar mucho. Pueden ser lisas, rugosas, con arrugas, estrías…
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