
El origen del uso de este símbolo se pierde en la aurora de los tiempos, así como el de la Luna y el Sol. El Loto puede ser el símbolo más grande que conoce la humanidad (después del Huevo), y completo; mediante él se pueden comprender los grandes misterios del Universo y también del Hombre. El entendimiento de estos últimos, libres de la carga materialista que soporta nuestra sociedad de hoy, podría aparecer sin embargo claro y revelador a individuos y sociedades de carácter más espiritual.
Sobre la “elección” del Loto como símbolo se puede decir que minerales, plantas y animales han sido clasificados como solares o lunares de acuerdo a propiedades que aun la ciencia no explica completamente. Plantas como el Githymal, que sigue fielmente al sol aun cuando esté nublado, o el Heliotropo, o la flor de Acacia que abre los pétalos al salir el Sol y los cierra a la puesta. Lo mismo hacen el Loto, y el Girasol de Europa. La Hierba mora o Jediondo Canario y de las Madeiras ofrece análoga particularidad respecto de la Luna.
El Loto - Nelumbo Nucifera Gaertn - pertenece a la especie de las Ninfáceas. Crecen estas plantas herbáceas en aguas tranquilas o de lento movimiento. Poseen raíces sólidas que les permite sujetarse en los fondos fangosos. Las hojas y las flores crecen sobre largos pedúnculos o tallos y la mayoría de ellas flotan sobre la superficie del agua. Tanto la raíz como las hojas y flor tienen alcaloides y glucósidos con multitud de facultades terapéuticas sobre el sistema nervioso, muscular, respiratorio, etc., que no son relevantes en lo referente a su simbología, aunque no dejan de aportar sin embargo más valor si cabe a esta planta.

SIMBOLOGÍA DEL LOTO
En cada uno de los sistemas filosóficos y religiosos, induísta, egipcio, semita, y aun en el cristianismo, el fuego representa el principio activo, masculino y generador; y el agua o vapor, el firmamento”, o el alma de la materia, el principio femenino pasivo, del cual han emanado todas las cosas de este universo. De ahí que el agua sea -la Madre-, y el fuego -el Padre-. Como el Loto se cría en el agua al calor del sol, los antiguos lo consideraron hijo del Fuego y del Agua; de aquí que simbolice también la dualidad de Espíritu y Materia.
El Loto o el Lirio de agua es una figura simbólica del poder dual y creador en la naturaleza: materia (agua y tierra y aire) y fuerza (fuego -aliento oculto-). El Loto, como veremos, simboliza tanto la vida del hombre (la unidad andrógina), como el cosmos (energía-materia).
Las razones son dos:
1º- La semilla del Loto contiene ya antes de germinar el embrión de las futuras hojas, o sea que la semilla del Loto contiene dentro de sí una miniatura de la planta futura, hojas perfectamente formadas, “pétalos inmaculados”, miniatura de las plantas perfectas en que se convertirán algún día; (la simiente de todas las plantas Fanerógamas contiene la futura planta con su propia configuración). Esto simboliza el hecho de que los prototipos espirituales de todas las cosas existen en el mundo inmaterial antes que se materialicen en la Tierra; a esto se refiere el versículo del génesis que dice: “Y Dios dijo: que la tierra produzca… el árbol frutal que dé el fruto según su naturaleza, cuya semilla está en él mismo”.
La raíz del Loto hundida en el cieno representa la vida material; el tallo lanzándose hacia arriba al través del agua, simboliza la existencia en el mundo psíquico; y la flor flotando sobre el agua y abriéndose hacia el cielo, es emblema de la existencia espiritual. Raíz corpórea que está en el cieno del estanque, sus hojas psíquicas en el seno tranquilo y “lunar” de las aguas del mismo, mientras que su corola, que es el alma ya libertada, y su perfume, que es el Espíritu mismo, se bañan ya bajo los rayos del Sol vivificador. Cada uno de nosotros lleva en sí la “Joya en el Loto”, llámese Padmapâni, Krishna, Buddha, Cristo o cualquier otro nombre que podamos dar a nuestro principio divino, el Yo. Hay un Dios en cada ser humano, pues el hombre fue y volverá a ser Dios.
En todas las religiones primitivas, el Dios Creador es el “Hijo del Padre”, esto es, su Pensamiento hecho visible; y antes de la Era cristiana, el título Trino de Dios en cada nación, estaba por completo definido y substanciado, en sus alegorías.
El simbolismo de las deidades lunares (agua) y solares (fuego) está mezclado de un modo tan laberíntico, que es casi imposible separar unos de otros signos, tales como, el Loto y los animales “sagrados”. A estas deidades les eran consagrados los animales y plantas acuáticas, el ibis, o cisne, o el ganso, el cocodrilo y el loto. El Ibis era muy venerado en Egipto. Estaba consagrado a Isis, que a menudo es representada con la cabeza de este pájaro, y también estaba consagrado a Mercurio o Thoth, que se dice tomó su forma cuando escapó de Tifón. El contexto simbólico del Ibis, como veremos, el es mismo que el del Loto
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